El pasado 13 de marzo de 2020 vimos un cambio significativo en nuestras vidas de una forma que nunca hubiésemos pensado, fuimos afectados por una pandemia mortal. A pesar de este enorme reto, los Ignacianos dimos cátedra, nuevamente de la capacidad que tenemos de adaptarnos rápidamente a circunstancias que experimentamos por primera vez. El primer reto fue el paso de los huracanes Irma y María en septiembre del 2017. En esa ocasión fueron muchos los que estuvieron semanas y hasta meses sin servicio de energía eléctrica y, por ende, se reinventaron ante las dificultades que eso causó. Tres años después, los Ignacianos nos enfrentamos al desafío de convivir con una letal pandemia que amenaza lo que en algún momento pensamos que era la “normalidad”. Como parte de adaptarnos a vivir junto al COVID-19, hoy nuestras clases son virtuales y muchas de las actividades que antes disfrutábamos están pospuestas hasta que se controle la pandemia en Puerto Rico y en el mundo.
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