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Nydia Castro

Respetando diferencias



Por Nydia Castro, consejera de 7mo grado


La violencia de género es una de las manifestaciones más claras y graves de la desigualdad entre los seres humanos. Este se considera uno de los problemas de los derechos humanos, ya que va en contra del principio que establece que la dignidad es inviolable. En Puerto Rico este derecho está reconocido en la Sección 1 del Artículo II de nuestra Constitución.


La violencia de género se observa cuando una persona manifiesta comportamientos que provocan daño físico, sexual o psicológico a otra persona y es motivada por los estereotipos de género que han sido creados por la sociedad. Es decir que, los estereotipos de género, tiene como base la determinación biológica entre los seres humanos y las funciones que la sociedad les asigna.


La perspectiva de género, por otra parte, nos permite identificar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión, de los estereotipos creados por la sociedad. Produce acciones de cambio que facilitan la construcción de la igualdad de género. Permite comprender la importancia de la vida, donde se puedan reeducar y evaluar nuestro contexto como sociedad, para edificar nuevas relaciones entre los seres humanos. Comenzando con las siguientes acciones:


· Reconocimiento de los distintos trabajos que realizan las mujeres y los hombres, especialmente en lo referente a la educación de las hijas e hijos, el cuidado de los familiares con necesidades y las tareas en el hogar.

· Transformación en las composiciones sociales, los procedimientos, las normas, costumbres y creencias que llevan a la desigualdad.

· La autogestión y motivación de la sociedad.

· Reorganización equitativa de las tareas entre los seres humanos.


Es importante reconocer que la perspectiva de género mejora nuestra existencia, como hermanos. En conclusión, el llamado es a reconocer que cada ser humano tiene un propósito en la vida, es decir, no importa si es hombre o mujer. También, que seamos valientes y enfrentemos los estereotipos. Por último, que rompamos los moldes y elijamos libremente lo que queremos hacer, decir, sentir y vivir, con el respeto y la igualdad como norte.


Tomado y adaptado de:



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