El pasado 2 de abril se celebró el día mundial concienciación sobre el Autismo. Por este motivo entrevistamos a Brenda Dávila que tiene una hija de 23 años con diversidad funcional.
Brenda nos narra que, aunque las personas con diversidad funcional corresponden a la fase 1C, a ella se le hizo muy difícil concertar una cita para vacunar a su hija contra el COVID-19. Buscaba en el portal del Departamento de Salud infructuosamente, pues no aparecía información sobre el proceso de vacunación para las personas adultas con diversidad funcional, ni tampoco a través de los medios. Frustrada con la situación, Brenda le escribió un correo electrónico al Secretario de Salud en donde le dejó saber su sentir sobre la falta de información y comunicación en relación a la vacunación para para este grupo de adultos, como su hija Verónica, y que ya están contemplados en la fase 1C. Para su agradable sorpresa, dos días después recibió la llamada de la Subsecretaria de Salud, quien coordinó la cita directamente. La experiencia, según nos narró, fue una muy satisfactoria y su hija recibió un trato humano y profesional. Fue evidente que el tenían el personal capacitado para manejar personas con diversidad funcional.
Ante esta experiencia nos preguntamos lo siguiente: ¿por qué hay falta de información sobre dónde, cómo y cuándo se pueden vacunar para el COVID-19 las personas con diversidad funcional? Para Brenda Dávila, se trata de una falta de conciencia de que los adultos con diversidad funcional son un grupo que presenta mayor riesgo de complicaciones al contagiarse con el COVID-19, inclusive mayor riesgo de muerte. Su planteamiento está apoyado por estudios científicos que así lo demuestra, en específico personas con Síndrome de Down. Por tanto, es importante mejorar el acceso y la prioridad a la vacunación para este grupo especial como estrategia de salud pública, pues el no hacerlo podría impactar la utilización de camas en los hospitales, incluyendo la unidad de intensivo y aumentar la tasa de mortandad por COVID-19.
Como parte de la celebración en nuestra isla de lo que fue el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, el mejor regalo que podemos darle a los adultos que viven con diversidad funcional es que puedan seguir con la vacunación contra el COVID-19 para este grupo de que están a un riesgo mayor. Los esfuerzos de madres heroínas como Brenda son el primer paso para que esto se logre. Nuestra amiga Veronica y el resto del 24% de la población en Puerto Rico que vive con algún tipo de diversidad funcional así se lo merecen.
Comments