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Carlos Quiñones

¡Llegó la hora del regreso!


Suena la alarma y nos levantamos, caminamos hasta la computadora y nos sentamos. Esta había sido la rutina de todos los estudiantes del Colegio San Ignacio durante la mayor parte del 2020 y es hasta ahora que tenemos la oportunidad de cambiarla. En este artículo les estarécompartiendomis expectativas y experiencias con la vida estudiantil presencial en 2021.


El 7 de marzo me sentía inquieto y mis pensamientos estaban extremadamente polarizados. Como Ignaciano se supone que fuera “Capaz de Discernir”, pero no sabía que era lo correcto para hacer. Por un lado, quedarme en mi casa sería responsable porque no expondría a mis padres ni a mí mismo al coronavirus, pero estaría previniendo a que la escuela y nuestra sociedad progresara y aprendiera a adaptarse. Igualmente, si iba a la escuela estaría dándole una oportunidad no solo al Colegio, sino a mí mismo de adaptarme, pero podría estar poniendo en riesgo a mis familiares.


Aún así, el 8 de marzo decidí ir a la escuela. A las 8:10 am, varios de los maestros empezaron a dispersar los grupos pequeños de estudiantes que se habían empezado a formar en los pasillos y nos mandaron a ir al salón hogar, esto me quitó una de mis preocupaciones con ir presencial. Al entrar a mi salón de clases, me sentí extremadamente feliz y agradecido de la oportunidad de ver a mis maestros por primera vez y compañeros después de mucho tiempo. Otra preocupación que tenía surgió durante el cambio de clases cuando usualmente hay una multitud de estudiantes. Pero con las flechas en el piso del Colegio y el uso del pasillo que queda al frente del estacionamiento de los maestros encontré el cambio de clases extremadamente simple, rápido y seguro. En cualquier momento que no estaba en clase, como el almuerzo o la salida, encontré que la presencia de algún maestro o encargado nunca faltó y que el distanciamiento social siempre fue asegurado por ellos.


Pero la prueba verdadera llegó el jueves cuando todos los grados fueron presencial y les aseguro que afortunadamente yo ni noté la diferencia. Como el tiempo y lugar del almuerzo fue dividido y el cambio de clases fue reorganizado, no hubo una conglomeración de estudiantes. Felicito a todos los maestros, miembros de facultad y a todas las personas que ayudaron a crear este maravilloso sistema de estudio presencial. Mi opinión es que en el Colegio sí en verdad quiere y está comprometido a cuidarnos. El ir presencial es seguro y beneficioso para todos los estudiantes. Esta situación de la pandemia no va a durar para siempre y eventualmente podremos compartir y comer juntos, pero si no nos esforzamos en cuidarnos y vivir lo mejor posible en nuestra situación actual, nunca podremos llegar a ese final que tanto deseamos.


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