El trabajo social es una profesión establecida en Puerto Rico desde el 1940 al amparo de la Ley 170. Con gran influencia estadounidense se comienzan los esfuerzos para responder a las necesidades de los puertorriqueños bajo los inicios del estado benefactor. Con el desarrollo de la profesión se comenzaron a insertar trabajadores sociales en diferentes escenarios laborales. Convirtiéndose las escuelas en uno de los principales escenarios de trabajo de estos profesionales. A partir del 1979, el Colegio San Ignacio de Loyola contó con los servicios de la Sra. María del Carmen “Taty” Garay, trabajadora social de profesión. Durante las pasadas décadas su trabajo se vio reflejado en el fruto de muchas vidas tocadas por los servicios prestados a esta institución. Organizó y dirigió el Programa Proyecto promoviendo la justicia social y la accesibilidad a la educación de estudiantes provenientes de escuela públicas. Las vidas transformadas y acompañadas por el CSI y la persona de Taty Garay no pueden ser convertidas a números, pero es importante reconocer un legado.
Durante el mes de octubre de cada año se celebra el Mes del Trabajador Social. Lo convierte este mes en una oportunidad para dialogar sobre la justicia social que debemos promover. Al ser el Colegio San Ignacio un espacio educativo, debemos adentrarnos en el reconocimiento de la diversidad, la desigualdad y las múltiples realidades a las cuales se puede estar expuesto como individuo. Para que esta exposición sea positiva para el crecimiento individual y de comunidad, se debe promover el espacio para el pensamiento crítico que nos lleva a alcanzar la capacidad de reflexionar y sensibilizarnos ante las necesidades que otros pueden experimentar. Entre más grandes las brechas, más diversidad vamos a encontrar, por lo que se extiende la invitación a comunicar, pensar y actuar con conciencia social. Esto lo logramos respetando y valorando las diferencias que hacen únicas a cada ser humano. Cuando logramos entender la diversidad y promovemos la sensibilidad hacia todas las personas, nuestro modo de proceder es cónsono con la justicia social.
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