Si alguna vez has estado husmeando huraño por el área de La Guarida, es bastante probable que te hayas topado con una gata blanca de manchas negras y marrones, una combinación de facciones que la hacen difícil de ignorar y su solo maullido provoca una serena sensación de confort y bienestar. Dicha descripción hace referencia a Paloma, una de las tantas mascotas del Colegio San Ignacio de Loyola. Junto con las gallinas, los gallos, las cotorras, las iguanas y demás animales, Paloma se une al grupo de representantes de la diversidad ecológica que nuestro campus tiene para ofrecer. Esta tierna individua, será pequeña en tamaño, pero posee el espíritu de nuestro león y es digna de nuestra insignia. Pero; ¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene esta gatita?
Sus orígenes se pueden trazar al infame año 2020. “Cuando nosotros nos fuimos por la pandemia, habíamos visto que había una gata recién parida en el vivero” nos informa Janet Ruiz, ingeniera de facilidades. Una vez la facultad recibe llamadas del mantenimiento para regresar, Noel, nuestro jardinero se encontró con una gata escuálida y en estado de inanición por el área de la biblioteca. Debido a su mal estado, comenzó a darle alimento al felino y un techo donde vivir. Mientras el tiempo de su estadía pasaba, también aumentaba el cariño entre estos. Por el estrecho lazo que formaron, terminaron bautizando la gatita como “Paloma”. Fue llevada al veterinario para su manejo adecuado y con la autorización del presidente Padre Tim Howe SJ, se volvió parte del equipo ignaciano.
A Paloma se le estiman unos 10 añitos y se esperan muchos más siendo parte de nuestra familia. La gatita es de carácter amoroso y perfecta como acompañante de terapia. Si te la topas, no dudes en agacharte y dejar que te acaricie.
Comments