Artículo por Jorge Ramírez
Casa Pueblo, una organización sin fines de lucro ubicada en el municipio de Adjuntas, se dedica a la promoción de la ecología, la cultura y el desarrollo sostenible. La misma ha sido galardonada por su compromiso con el medio ambiente y la comunidad, y reconocida por su trabajo en la conservación y protección de la biodiversidad de Puerto Rico.
Durante mi visita, tuve la oportunidad de conocer a algunos de los miembros de la organización y aprender sobre su trabajo. Me impresionó la dedicación de los voluntarios, especialmente el Ing. Alexis Massol González, el fundador de Casa Pueblo, y una persona, así mismo como los otros voluntarios, que tiene una pasión impresionante por lo que hacen.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue la forma en que Casa Pueblo utiliza la luz solar para abastecer sus necesidades energéticas. La organización cuenta con un sistema de energía solar que les permite reducir su consumo de energía convencional y, al mismo tiempo, contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
También tuve la oportunidad de visitar el Centro de Arte y Cultura de Casa Pueblo, donde pude apreciar una variedad de exhibiciones y obras de artistas locales. Además, tuve la oportunidad de aprender sobre la historia de la organización y cómo ha evolucionado con el tiempo para convertirse en lo que es hoy.
En general, mi experiencia en Casa Pueblo fue muy enriquecedora y educativa. Me di cuenta de la importancia de la conservación y protección del medio ambiente y cómo una organización como Casa Pueblo puede tener un impacto significativo en la sociedad.
Reflexión de Sebastián Toro Cruz, 11mo
El lunes 27 de marzo visité por primera vez el municipio de Adjuntas. Mi experiencia resultó ser única, pues no solo tuvimos el privilegio de visitar un lugar como Casa Pueblo, también anduvimos por un bosque, espacio de la naturaleza que no visitaba en largo tiempo. Allí recibimos una charla a cargo del fundador del movimiento ecológico, Alexis Massol, quien es ingeniero. Lo más que llamó mi atención fue su manera elocuente y humorística de expresar sus ideas. Todo lo que divulgó, se sentía que lo afirmaba desde su adentro. Verdaderamente, su mensaje me abrió los ojos, ya que su idea de autogobierno es lo más cercano al escenario de estructura social utópica. Pensé que si se logra concretar, no dudo el impacto que tendría para el bien común de la sociedad.
Casa Pueblo, además de contar con paneles solares, recibió en el año 2002 el premio Goldman Enviromental, el cual guarda una notable importancia a nivel internacional. Es como el premio Nobel ambiental. Todo esto me transmitía múltiples sensaciones. Además, un llamado a hacer que esto especial ocurra. Porque allí es posible, y ocurre todos los días. Ese llamado es uno que nace del afán por hacer lo mejor por nuestra Casa Común: el planeta Tierra. Los cambios solo pueden salir como consecuencia de nuestra propia conciencia, deben surgir de nuestra generación.
El bosque que visitamos, llamado Bosque escuela, me resaltó por su belleza pura. Una reserva natural que sin ella, no tendríamos el aire limpio que ahí respiramos. La lluvia que recibimos, solo hizo que la experiencia fuese mejor. Al no tener la opción de protegerme de la lluvia, pensé que nunca debería ser necesario protegernos. Ella es una bendición de la Naturaleza, pues ella misma nos nutre con el recurso más importante para la vida, para el ser humano… Ella nos habla a través de la intensidad. No debemos de ignorarla, así como tampoco debemos explotar sus recursos naturales.
Nosotros somos los que podemos hacer posible el cambio. Sólo basta un compromiso, uno que no cause ruido, uno personal. Una misión mayor que cada uno asuma para poner su grano de arena y dejar una huella ecológica.
Foto de Clase 2024 en Casa Pueblo por Nicolás Barreras (11mo)